Ahora que la historia de terror es parte del mundo,
que el reloj de arena de mi mesa se ha volcado tanto,
varios libros que se han dormido a su lado, madrugadas,
para llenar un vacío que termina consumiéndose a sí mismo.
Ahora ya no puedo decir que te extraño
y que quiero verte, con ese deseo que me carcome.
(Y aunque eso no quiera decir nada, en rigor,
mis palabras no siempre dicen la verdad
y a ti, a ti, no te dicen nunca nada)
Ahora no tengo el deseo de correr para mirarte,
ni pensar en qué te diría, cómo te miraría... ahora,
me conformo con pensar en la inmensidad del universo
y en que alguna vez intenté sembrar en el mar
sin saber que me engañaba... la inmensidad del universo
en cuyo cierto rincón yace perdido nuestro punto ciego.
1 comentario:
Alli yacen perdidas muchas historias, sin final, con final, historias que terminaron, que termiran, se pierden en lo infinito y etereo del mar...
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