No quiero gastar papel en recordar
en recordarte y en recordarnos
y es que recordar me suena ausencia,
a ausencia, a pasado y a melancolía.
Son rombos. Rombos que en la mente se revuelven
se abren y se cierran como sobres
vuelan y escapan como plumas
soplan y callan como el viento.
Están ahí, son pinturitas,
adornos del sentimiento.
Recuerdos. Rombos. Adornos.
Rombos en las paredes de una habitación
pequeña habitación albergante de una sola brisa.
Brisa que posee, que hace padecer, sentir y perdurar.
No quiero gastar el papel para tocar mis rombos,
no quiero contaminar la brisa que lo alberga todo intacto.
Entonces, déjame extrañarte en una sola palabra
o, mejor aún, sin decirlo.
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